Primer testimonio: Una hermana cuenta cómo Dios salvó a su hermano de la drogadicción después de ser adicto durante 20 años. La hermana cuenta que Dios lo cautivó un día que pasó por la Iglesia y escuchó cantar a la Hna. María Luisa.
Segundo testimonio: Un hermano que vive en Tampa, Florida (USA) cuenta cómo Dios le permitió vivir experiencias con él y lo trajo a sus atrios a pesar de que siempre le decía a su esposa que nunca vendría a la Iglesia.