A su hija le diagnosticaron un tumor en el cerebro, la hermana se debilitó mucho porque le habían hablado de unos tratamientos y cirugías muy fuertes y riesgosos. La hermana se hizo en un rincón y le clamaba al Señor en la Iglesia. Dios le habló y le dijo que la última palabra la tiene Él. Estas palabras fueron su fortaleza, por varios años asistieron a la ciencia, pero su hija desmejoraba, pero la hermana seguía creyendo al Señor. En el último resultado de exámenes el tumor ya no está y testifica para Gloria se Dios.