Testimonios 28 de septiembre de 2024 – Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional
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Testimonio 1:
La hermana testifica para la honra y gloria de Dios lo que el Señor le ha anunciado en profecías desde que ella llegó a la iglesia. Ella llegó cuando iniciaba la iglesia en Popotla, en la Ciudad de México. Y ella llegó en silla de ruedas, muda, sorda, ciega, inválida, ella era un vegetal, y aun cuando ella recibió profecía, ella era sorda. Y el Señor le decía que lo había buscado por donde no debía, y que abrió puertas que no debió haber abierto. Que lo que ella tenía no era médico, sino una brujería diabólica, algo que un humano por envidia le había hecho, y había quedado así.
Pero que ella confiara en Él, porque Él la sacaría adelante, que ella estaría estudiando, que ella estaría entrando a unas aguas donde Él la sanaría, pero ella no entendía. Cuando ella se bautizó fue exactamente, cuando ella entró, la bajaron y le ayudaron, pero salió caminando. No hablaba todavía bien, pero salió caminando y ella brincaba. El Señor le dio esa oportunidad de vida, y siguió asistiendo a la iglesia, conociendo a la hermana María Luisa, que ella no la conocía, no la valoraba, ella no sabía quién era, no entendía. Hasta que, en una ocasión, cuando la hermana María Luisa bajaba del púlpito y le impuso manos y le dijo que ella no se iba a morir ni tampoco los suyos de aquello que tenía, como le habían dicho; porque Él era el único que daba la vida y el Único que la quitaba. Ella siguió adelante, creyendo en el Señor, siguió como Él le decía, creyéndole, amándole; y el Señor le decía que le iba a enseñar a quererle. Y la hermana testifica que, el Señor existe.
En el año 2007 empezó con cáncer en un ojo, y ella oraba y le decía al Señor, Señor, tú estás conmigo, tú me sanarás, tú me libertarás, porque tú diste tu vida por mí, para seguir adelante, para seguir trabajando, para seguir con vida. Y es así como en estos años ha pasado el cáncer tras cáncer, con cirugía tras cirugía, estuvo con los intestinos afuera, eran dolores increíbles, le empezó una infección muy fuerte en el páncreas por lo mismo, se le reventaron los tumores, le tuvieron que lavar pulmones, le tuvieron que hacer limpieza de todo. Eran dolores que ella no entendía, pero le decía al Señor que Él era su médico, que era su médico divino, que Él existe, que Él le había dicho que le daría vida, y que estaba en sus manos. Y que era Él quien le había permitido vivir hasta ese momento. Los dolores se fueron calmando, se fueron quitando, y le dijeron que seguía otra cirugía, y otra cirugía tras cirugía. Y otra vez los intestinos afuera, el páncreas infectado, dolores increíbles, le tuvieron que quitar la vesícula. Y ella le dijo al Señor que ya no quería eso, que ya no era su tiempo, que la llevara con Él, que ya no soportaba esos dolores. Y el Señor le decía que “era una mujer valiente de sus hijas, y que ella seguiría adelante porque donde te pares eres la luz que alumbrará a todos aquellos que llegarán a mis atrios”. Y el Señor la sacó adelante, ella está viva, sigue adelante, se está preparando para otra cirugía y le ha dicho el Señor que no le faltará nada, que no le había faltado nada y que nada le faltaría.
En su casa ha llegado el alimento, de la Fundación le han mandado despensas muy grandes, Dios la ha cuidado mucho, y cada vez que habría la despensa, le decía al Señor que ya había tomado toda la semana y todavía tenía aceite, jabón… Hasta este momento en que está grabando el testimonio, todavía tiene despensa y alimentos que le han llegado hasta su casa. Le llega despensa, le llega comida. Le dio Covid a ella y a su hijo que vive con ella, y no les faltó nada. El Señor le dijo que le estaría dando alimento, vestido, sustento, casa. Las rentas se han pagado, y el Señor le ha sobreabundado, y le ha dicho que esos ayudadores Él los ha puesto, y que todas aquellas enfermedades que ha tenido, ya no iba a sufrir más. Y que no era su tiempo, porque ella se ha preparado para partir con Él, y le dijo que no era su tiempo de estar con Él. Y aunque ella se ha preparado y le ha pedido al Señor, el Señor le dice que no es su tiempo, que seguirá adelante trabajando para Él sin descanso. Y el Señor le continúa diciendo que le dará vida y largura de años, que le preguntarán por qué se ve tan joven si tiene tantas enfermedades. Ella no se queja, se para de frente y ve a todos aquellos a los que les testifica que ella ha seguido adelante, sigue haciendo sus cosas, sigue trabajando en lo que puede, le ha llegado el alimento, el sustento, todo le ha llegado a su casa y ella lo testifica para la honra y gloria de Dios
Testimonio 2
La hermana testifica sobre una experiencia acerca de los diezmos. Hace muchos años el Señor le decía que les iba a dar un carro y que iba a estar llegando de personas inesperadas. Y fue así que unos familiares con los que no tenían mucho contacto, en un momento les llamaron y les dijeron, queremos darles un auto porque la pequeña acaba de irse con ustedes y necesitan poderla trasladar. Y les dieron una cantidad bastante grande de dinero para comprar el carro que ellos quisieran. Y fueron a mirar y el dinero les alcanzaba para el que querían, pero si no diezmaban.
Pero si entregaban el diezmo, no les iba a alcanzar. Sin embargo, como han mencionado otros hermanos, Dios pone en el corazón esas enseñanzas, y ese sentir; y le dieron el primer lugar a Dios y diezmaron lo que le correspondía por ese dinero que les habían entregado y aceptando el carro, no el que querían, pero era el que necesitaban, y era bastante bueno. Pasó el tiempo y ya estaban haciendo los trámites para el carro que les alcanzaba. Cuando de repente volvieron a recibir la llamada y les preguntan, que si era el carro que ellos querían, y ellos dijeron que no. Les preguntaron que cuánto les faltaba y fue así como les depositaron el restante, y pudieron comprar el carro. Y la hermana testifica que cuando le damos el primer lugar, Él también nos bendice.
Testimonio 3
La hermana testifica que el Señor le decía por medio del don de la profecía que ella pasaría por una situación difícil, más que no debía angustiarse, pues él estaría con ella. Hace un poco más de un mes, la hermana presenta una parálisis en su rostro y ella clamó a Dios diciéndole que si ella con alegría y gozo recibía sus bendiciones, también así recibiría los momentos difíciles, solo que guardara sus ojos y su habla de esas parálisis y que pusiera límite, más el Señor volvía a decirle que debía ir a la ciencia médica, que él la sorprendería, además le decía que haría un viaje corto en donde se reuniría con una persona importante en medio de su iglesia y aprenderá muchas cosas y le bendeciría por medio de ella; fue así como la hermana se reunió con esta persona quien le dijo que no se preocupara por su enfermedad que sería por poco tiempo, que no le diera temor de que vieran su rostro, pues como ahora lo aprecian con dicha enfermedad, también lo harán asombrados con lo que el Señor hará y glorificarán a Dios no solo aquellos que lo conocen, sino la misma ciencia médica lo hará.
La hermana comenzó a asistir a los controles médicos y estos se asombraban la manera en que día a día se iba recuperando de dicha situación, además luego de asistir a un estudio bíblico luego de las consultas, en la oración que hizo nuestra Hermana María Luisa Piraquive por la salud, ella sintió un calor en su cuerpo y supo que el Señor había obrado en ella, antes de esto la hermana se le dificultaba mucho beber cualquier líquido, pero después de llegar a casa de aquel Estudio Bíblico notó que ya podía beber sin ningún inconveniente, y la hermana vio como el Señor respaldó las palabras de aquella persona que se encontró donde viajó y la oración de la Hermana María Luisa, esto lo testifica para darle la gloria y la honra al Señor.