Testimonios 6 de mayo, 2020 (Parte 2) – Engativá, Bogotá y Mocoa, Putumayo (Colombia) – IDMJI

1. Engativá, Bogotá, Colombia
Dios sustenta a la familia de una hermana y la sana de parálisis en la espalda.
Testifica la hermana que su esposo trabaja cómo independiente, cuando empezó la cuarentena, no logró terminar un trabajo y ella se preocupó ya que debían cancelar todos los servicios públicos y otros gastos. Le oró a nuestro Dios y recordando la promesa de dada por medio de los labios de nuestra Hermana María Luisa donde dijo que “Dispusiéramos el corazón con sinceridad, oraramos y que Él no nos iba a dejar solos, que nada faltaría y llegaría el dinero.” Fue así como su cuñado los ayudó dándoles un dinero desde el exterior y los alimentos llegaron en abundancia. También testifica la hermana que antes de la cuarentena empezó a paralizarse en la espalda e inflamarse, pero orando en la enseñanzas de nuestra Hermana María Luisa se sano de esta parálisis. Lo testifica para la honra y gloria de nuestro Dios.

2. Mocoa, Putumayo, Colombia
Dios abunda la masa de harina y no menguan los alimentos de una hermana.

Testifica la hermana que se quedó sin empleo antes de iniciar la cuarentena y veía difícil la manera para adquirir un nuevo empleo, pero que una persona le ofreció un empleo sin conocerla y sin ella darle su hoja de vida; gracias a este empleo ella suple sus necesidades. Nuestro Dios ha abundado la alacena de la hermana y no menguan, sino que se multiplican, pues llegó a realizar unas arepas con poca masa, dice la hermana que quiso hacer menos arepas pero que en un instante la masa creció y creció, permitiendo hacer muchas más de las que estaba acostumbrada a realizar, pues Dios multiplicó esta masa. Esto lo testifica para la honra y gloria de nuestro Dios.

3. Mocoa, Putumayo, Colombia
Hermana testifica de abundancia de alimentos.

Nuestro Dios le anunciaba a la hermana por medio del don de profecía que “Venían momentos difíciles para todos y escasez, pero que a sus hijos no les faltaría con nada”. Con el deseo de abastecerse pero con escasez y pocas monedas le recordó esta promesa a nuestro Dios y desde ese día vio llena su alacena, permitiendo el sustento de ella y familia. Lo testifica para la gloria y honra del Señor Jesucristo.

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